“Deriva Teatro” – Entrevista a Verónica Martínez Durán

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¨ No somos muy amigas de los apagones, los relatos lineales, el realismo, la cuarta pared, todo eso nos parece colonial, eurocéntrico y vetusto, por el contrario festejamos las propuestas disruptivas¨.

Desde Hendidura Teatral pensamos y a su vez lo logramos, hacer ¨federal¨ este espacio en este medio. Sin lugar a dudas es un esfuerzo a diario, pero que logra sus frutos. En esta oportunidad, luego de una entrevista, hace unos días unos días, con Aín Andrés, actriz y directora de Neuquén, decidimos entablar contacto con una sala teatral de dicha provincia. Es así como llegamos a la Deriva.

La historia previa de esta sala era desde un comienzo prometedora para una interesante entrevista, nos había llegado por comentarios de los esfuerzos de sus integrantes por darle continuidad a dicha sala y eso nos hizo reforzar el interés por contactarlos.

Ante todo les adelantamos que la Deriva Teatro es una sala que lucha siempre, que va a la deriva pero nunca baja los brazos, porque lo hace a sabiendas, lo hace por elección propia, es consciente de lo que hace y eso ya es mucho. Sin duda como el mito egipcio del Ave Fénix, que revive entre sus cenizas, para demostrar su inmortalidad, tal cual lo hace esta sala, que guarda cierta similitud con dicho mito. La inmortalidad, lo eterno, la esperanza de estar siempre de pie.

Verónica Martinez Durán fue quien se ofreció a responder nuestras preguntas, a nuestras inquietudes y por cierto, atentos, expectantes a sus respuestas. Con la generosidad y rapidez, en tiempo récord, recibimos las tan esperadas respuestas que hoy mismo las compartimos con nuestros lectores, que cada vez son más federales, algo que nos enorgullece, ya que como dijimos desde el primer momento, fue uno de nuestros objetivos a cumplir con nuestra tan querida actividad teatral.¡Por más teatro independiente entonces! Y a la entrevista se ha dicho.

La entrevista a la Deriva Teatro

¿Por qué Deriva Teatro se llama así?

Primero es preciso aclarar que todas las que sostenemos este espacio somos teatristas activas. Es decir, actuamos, dirigimos, escribimos. Tenemos un fetiche con la idea de “estar al margen” o “estar a la Deriva”. Entendemos las zonas liminales como las zonas donde realmente existe lo creativo.

La deriva la entendemos como esa instancia en la cual se alcanza una crisis que nos obliga a habitarla y comprendemos que si sorteamos esa crisis, muy pronto estaremos en otra que nos forzará a salir efectivamente de allí. Es decir, buscamos abismar para forzar lo creativo. Esto es lo que ocurre cuando estamos improvisando o resolviendo alguna escena y al permitir que derive aumenta la posibilidad de que aparezca algo aún más interesante. Y bueno, porque también fue el nombre que más nos sedujo de una inmensa lista que hicimos al mudarnos.

Para ponerlos al tanto, antes sosteníamos nuestra sala en otro local, con otro nombre, se llamaba Espacio Mediadeluna y lo alquilamos durante diez años. Pero nos vimos obligadas a dejarlo tras haber sufrido un incendio en el patio que afectó el depósito de escenografías y futuro camarín. Aceptamos lo que el fuego nos trajo: esta nueva condición con olor a cenizas y nos abrimos a la búsqueda de nuevas posibilidades espaciales. Sin mucho deambular, como si estuviese esperándonos, apareció Deriva en Sarmiento 841 de la ciudad de Neuquén, la misma calle en que estábamos antes, pero más lejos del centro, más a la periferia, más hacia el oeste.

¿Qué características tiene este nuevo espacio?

Es un lugar inmenso para nosotras. Veníamos de un espacio con capacidad para 50 personas y este nuevo lugar triplica la capacidad. Es amplio y nos permite cambiar, girar, modificar los frentes, acomodar el espacio escénico y ubicar al público de manera no convencional.

De todas formas somos defensoras de las obras intimistas y de la cercanía del público, por eso podemos achicar el espacio escénico para lograr mayor proximidad si así lo requiere la actividad. Cuenta con grandes ventanales que nos permite trabajar de día con luz natural si lo deseamos. Tiene muy buenas instalaciones, baños, hall amplio para el público, espacios para exponer intervenciones de artes visuales.

En Buenos Aires luego de la tragedia de Cromañón, los requisitos para habilitar definitivamente una sala de teatro han sido casi imposibles de conseguir, de hecho ha ocasionado importantes reclamos del sector teatral ¿Cómo es la situación en la provincia?

En Neuquén las habilitaciones dependen de la dirección de comercio y nos consideran como eso: un comercio. Nada más errado y perjudicial, estar sometidas a las mismas condiciones y restricciones que un local comercial, no nos ayuda en lo más mínimo. Después del incendio, a pesar de haber reconstruido rápidamente y haber realizado todas las modificaciones requeridas, nos alargaron los tiempos y el impresentable director de comercio de ese entonces, nos hizo saber por la prensa que no pensaban darnos la habilitación nuevamente. Presionamos políticamente haciendo pública nuestra situación hasta que logramos una provisoria que venció en diciembre de 2019.

El más rápido y contundente apoyo lo tuvimos de la comunidad en general y en particular de teatristas de todo el país que reconocían nuestro trabajo por la proyección federal que genera el Festival Mujeres a las Tablas, un festival internacional que veníamos realizando en la sala. Alcanzamos a realizar la séptima edición antes de las llamas y tuvimos que frenar para concentrarnos en renacer del incendio. Estos artistas que nos ayudaron conocían el lugar, se sienten parte del espacio y nos apoyaron económicamente para poder hacer frente a los alquileres y gastos que se sumaron mientras las puertas estuvieron cerradas.

¿Quiénes  conforman el grupo de Deriva Teatro?

Estamos conformadas por equipos de trabajo que han ido mutando, pero podemos decir que a la cabeza siempre hay directoras y dramaturgas acompañadas por actrices, actores y amigxs de la sala. Hoy estamos trabajando de manera estable: Sebastián Fanello (actor, director, dramaturgo), Luis Sarlinga (dramaturgo, director), Marcos Sandoval (iluminador, gestor), Brian Arias (actor, docente), Paula Belich (bailarina, docente) y yo, Veronica Martinez (actriz, directora, dramaturga).

Oscilan actores y actrices que colaboran en determinadas actividades. Cada uno se hace cargo de lo que mejor maneja, además de programar funciones, talleres,  atender la página, llevar las finanzas. Cuando hay funciones nos distribuimos los turnos para hacer taquilla, dar sala, limpiar y preparar la técnica para esperar al público con lo mejor de lo que disponemos.

¿Qué diferencias conceptuales existen en relación a concebir un espacio escénico ligado al teatro más tradicional y a este tipo de espacios? ¿Que se tiene en cuenta para programar una obra en Deriva?

Bueno, hay mucha agua corriendo bajo el río de los conceptos y la corriente, el siglo pasado y la posmodernidad, por suerte, se han llevado muchas ideas conservadoras de las artes escénicas.

Nosotras defendemos la experimentación, con todo lo que eso implica: ensayar en el espacio, usarlo al modo en que cada propuesta lo requiera, contemplar los costos de producción, de modo tal que si desde el espacio podemos cooperar abaratando esa producción, lo hacemos y apostamos al estreno y por supuesto, a sostener la temporada en nuestra sala. No somos muy amigas de los apagones, los relatos lineales, el realismo, la cuarta pared, todo eso nos parece colonial, eurocéntrico y vetusto, por el contrario festejamos las propuestas disruptivas. Nuestro espacio ha sido sitio de experimentación de novedosas dramaturgias.

Eso repercute también en el público que de alguna manera reconoce que en nuestra sala circulan dramaturgias locales, audaces y poco tradicionales. Nos preocupa lo que programamos por eso en Deriva priorizamos el teatro por encima de todo: es una sala de teatro. Integramos en nuestra programación dramaturgias de la zona.

Ofrecemos el espacio para que experimenten aquellxs que coinciden con nuestros modos creativos y poco a poco los elencos van siendo parte del espectro identitario de la sala. Por más que luego se muden, si son afines, siempre tendrán un lugar en el corazón de Deriva. Allí experimentan, tienen sus ensayos técnicos necesarios. Nosotras  acompañamos amorosamente en los estrenos, ponemos música, nos tomamos un vino, celebramos y tratamos de cubrir todo lo que el elenco necesite. Si se trata de trabajos nuestros o de directorxs amigxs, solemos invitarnos a los ensayos durante el proceso para poder compartir miradas.

Marzo los esperaba con todas las producciones sobre el escenario, listos para las funciones. Luego la cuarentena  prohibió todo ¿Cómo es la situación acerca de los ingresos hoy en día para la sala?

Arrancábamos marzo y habían comenzado algunos talleres para niñxs, para adultxs, estábamos con un reestreno y ya estaban por largar talleres de teatro, de danza, más el grueso de la actividad. En cuanto a funciones, teníamos programado gran parte del año, incluso vacaciones de invierno. No lo podíamos creer, nos dimos cuenta enseguida que no era solo marzo y abril y que perderíamos la temporada fuerte. Estábamos tan entusiasmadas. Habíamos pintado la sala nueva, estábamos armando la cartelería, el bufete, agregando más gradas… y nos embarcamos en un alquiler de 50.000 pesos.

Como siempre, nos resultó costoso sostener el verano, que aquí baja la actividad. Enero y febrero fueron duros y  de repente: ¡la pandemia!. No lo esperábamos, obvio, como todo el mundo. En Neuquén tenemos alquileres muy altos y la mayoría de las salas son alquiladas. La provincia no cuenta con salas oficiales ni con un proyecto teatral o escénico destinado a la comunidad y ese vacío lo suplimos lxs teatristas que nos embarcamos en la gestión de salas independientes. Recibimos ayuda del INT pero con los costos tan altos, se vuelve insuficiente.

El gobierno Nacional ha realizado líneas de subsidios, ¿Cuál es la situación del gobierno provincial?

Apenas comenzó la cuarentena el ministerio de las culturas ofreció un plan de contingencia para salas y artistas. Comenzó a pasar el tiempo y nos dimos cuenta que el dinero no llegaba. Tomé la decisión de hablar con las salas y rápidamente nos conformamos para reclamar estos aportes, después de tener que hacerlo público y de mucho maltrato recibimos una de las dos cuotas prometidas, pero lamentablemente las compañeras que estaban en la lista de las más vulnerables por no tener ninguna otra entrada de dinero, ya que viven de funciones y talleres independientes,  aún están esperando.

Mientras hacemos colectas para estas compañeras, hemos realizado sorteos y ahora tenemos una suerte de estrategias online, entre ellas entradas para ver obras un tanto clásicas, que fueron icónicas de la región y que hace años ya no están en cartel. Hasta ahora viene funcionando, pero por supuesto, no alcanza. Seguimos pensando y elaborando estrategias: estaremos brindando charlas con artistas y de esa manera ofreciendo contenido en la página de la sala, juntando algo de dinero para arrimar al alquiler. Tenemos un ministerio de las culturas provincial que “supuestamente” está vaciado de dinero y no sabe si en algún momento bajarán presupuesto para la cultura. Estamos intentando que se declare la emergencia cultural.

Tenemos entendido que hay reclamos no sólo de artistas teatrales, sino en general para solicitarle una respuesta más activa al gobierno provincial ¿En qué consiste?

Tenemos una asamblea permanente desde que comenzó la cuarentena y hace unos días nos dieron un permiso de circulación para ensayar. Esto no representa ninguna solución, es más bien un paliativo. No resulta tan sencillo juntarse, los ánimos no acompañan, no es tan fácil como parece: hay algunos elencos con colegas que son de riesgo y en los ensayos nos tocamos, compartimos objetos etc.

Por supuesto, encontrarnos nos sirve en algunas instancias. Nos permitió reunirnos personalmente en las asambleas que ya son amplias y a las que se sumaron músicos, escritoras y en los próximos días se seguirán sumando. Estamos llevando adelante un fondo solidario juntando alimentos para quienes menos tienen y gestionando reuniones con las autoridades provinciales y municipales para exigirles que cumplan con los planes de contingencia.

En relación al público ¿qué promedio de edad asiste a Deriva?

Variado, pero albergar jóvenes creadores nos ha llevado a sostener un público en su mayoría también joven, seguidores de las creadoras y creadores que pasan por la sala. Muchas mujeres nos siguen desde hace años por el Festival que organizamos. De todas maneras, la juventud es relativa, si hay que delimitar un rango podríamos decir que se mueven entre 20 y 50 años. En vacaciones de invierno estalla la sala de niñxs que nos visitan y colman la programación y de esa manera también cubrimos la cuota de las infancias como público. Este año proyectábamos sostener durante todo el año una programación que incluya obras y horarios para toda la familia, pero bue…

¿Cómo se piensa desde la sala teatral convocar a nuevos espectadores y evitar así una asistencia frecuente o usual?

El fantasma de la cantidad de espectadores no nos quita el sueño. Nos hemos acostumbrado a tener durante ciertos periodos la sala llena pero si de repente empieza a mermar y asiste menos público, no pasa nada. No somos una empresa que vende un producto y diseña estrategias de alcance y captación de público. No. Para nada. Nuestro foco son nuestras poéticas.

Ahora, la cuestión del sostenimiento, está en primer plano por la coyuntura crítica, pero lo cierto es que siempre nos esforzamos para sostener nuestra sala y nos hemos amigado con ese sacrificio porque la recompensa poética es enorme. Creo que esto no es ninguna novedad, creo que es la lógica de funcionamiento de todos los espacios independientes de este país. Con frecuencia realizamos promociones destinadas a cierto sector del público: jubiladas, estudiantes. Hemos hecho funciones a la gorra y hasta gratuitas con tal de expandir nuestras poéticas. Pero insisto, no somos una empresa, no nos quita el sueño diseñar convocatorias o pensar constantemente en la sala llena.

En los últimos años los contratos entre salas y grupos teatrales fueron disminuyendo en cuanto a cantidad de funciones programadas, se han pasado en el teatro independiente de doce o más a hoy en día a cuatro, siendo lo común una función semanal. Esto se nota en Buenos Aires y lo relacionan con varios factores, entre ellos a la cantidad de obras en cartel que existen por fin de semana ¿La situación en Neuquén es similar?

Nuestro sistema de producción es diferente al de Buenos Aires. No tenemos contratos rígidos con los elencos y como decía antes, nuestra sala apunta a la creación de obras. Es una sala en la cual la producción (creación) está por encima de la programación. No es menor la diferencia. Siempre fuimos conscientes de albergar elencos que sean capaces de producir en nuestro espacio y los cuidamos y defendemos. Respetemos sus tiempos de ensayo y la cantidad de funciones que deseen hacer, siempre que esté dentro de las posibilidades y sea un tiempo equitativo con el resto de los elencos que están produciendo y por estrenar en nuestro espacio.

Si se trata de una nueva obra, le damos prioridad. Pero vemos con mucha importancia brindar posibilidades de creación para luego sostener la programación. El interés del público es siempre una incertidumbre pero no nos preocupa. En general si se trata de estrenos ofrecemos viernes, sábado y domingo. Por otro lado estamos atentas a la escena regional y si hay obras de otras localidades que nos resultan interesantes vemos la forma de  programarlas en nuestro espacio.

Un tema no menor es calcular cuánto tiempo le llevará al público, una vez terminada la cuarentena, recuperar la confianza para volver al teatro. ¿Cómo crees que será el escenario después de la cuarentena?

Sinceramente trato de imaginarme esa vuelta y me resulta difícil. Estamos comenzando a pensar en un protocolo para nuestras salas que contemple nuestras necesidades como comunidad.

Es muy incierto, estamos abriendo de a poco las posibilidades pero nuestro país aún no llegó al pico en esta pandemia. Nuestra actividad es esencialmente presencial.

Creo que va a resultar difícil que el público regrese a las salas. Creo que vamos a tener que modificar cuestiones de los espacios. Me pongo en el lugar de actriz y pienso en mí unipersonal que es muy íntimo y en el que interactúo con el público… me pongo en el lugar de directora y pienso en cómo modificar el montaje… me pongo en el rol de dramaturga y pienso en obras con pocos personajes… Me imagino dando puerta con distancia, no puedo evitar que me embargue la pena tremenda de no poder disfrutar del teatro tal y como lo concibo pero a la vez no puedo dejarlo morir para que sea un  video en las redes.

Por último; ¿Qué se ha quedado con ganas de decir Deriva?

Gracias por acordarse de las provincias, por tener en cuenta nuestras singularidades y por esta nota. Fue grato reflexionar sobre este recorrido de 10 años como Mediadeluna, hoy conocido como Deriva Teatro. Verónica Martínez Durán.

Desde Hendidura Teatral agradecemos a Verónica Martínez Durán, de Deriva Teatro por su entrevista.

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